El Varal: Invento egipcio. Estaba formado por un mástil en forma de Y. La parte superior del mismo se hallaba atravesado por una barra de hierro sobre la que se balanceaba el varal, mástil de cuatro o cinco m. En un extremo del mismo llevaba un contrapeso, solía ser una pizarra mediana con un agujero para sujetarla, del otro extremo colgaba una cuerda y al final de la cuerda se ataba un caldero con un pequeño contrapeso para que, al llegar al agua, el caldero pegara la vuelta el mismo. El esfuerzo, para sacar el agua, era mínimo y mínima era la cantidad de agua que se sacaba, pero era el único sistema para regar huertas pequeñas donde el agua no estaba al alcance de la mano.
La noria: Invento árabe que llegó a nuestros días con muy pocas variantes. Con ella se solucionaba el riego de parcelas que, en los años 50, sería imposible por otro sistema. Con la noria se podía extraer el agua desde 8 ó 10 m de profundidad
Las distintas partes que la forman funcionaban de la siguiente forma: El cabezal de hierro sujetaba la pértiga a la que se ataban los animales, vaca, caballo o asno, a este último había que taparle la cara para que no se mareara. Con el movimiento circular del animal ponía en movimiento un volante horizontal que engranaba con otro vertical que hacía girar un tambor del que colgaba una cadena de cangilones, que bajaban cabeza abajo, al llegar al agua, por movimiento giratorio de la cadena, se cargaban de agua y subían hasta girar en el tambor y soltarla en la maseira que, a través de un caño, llegaría a la presa de riego. Con el fin de evitar el retroceso de la cadena un gato, saltando de diente en diente, colocado en el volante vertical sujetaba la cadena en todo momento. Cada cangilón , en su base, llevaba un agujero para que, una vez terminada la riega, se vaciaran.
Motor de riego: Este sistema de riego fue anulando, poco a poco, a los dos sistemas anteriores,
aunque perdurarían juntos algún tiempo. Consiste en un motor de gasolina o petróleo que mueve una bomba incorporada de succión. Los había de muchos tamaños, algunos sacaban verdaderas acequias de agua.
Con la puesta en funcionamiento del Canal Bajo del Bierzo y, más tarde, del Canal Alto del Bierzo desaparecieron la mayor parte de los sistemas de riego descritos. Piva era la marca de motores mas utilizados.
Con el fin de poder colocar a los animales toda clase de aperos, arado, aricadora, sembradora, etc, se vestían con el sillín, la collera, la retranca, la cabezada y el correaje.
Particularmente al burro se le colocaba el aparejo, atado con la cincha, y sobre éste las carguillas o angarillas, artilugio hecho con palitroques que, una vez colocado y extendido en el aparejo, adquiría el aspecto de W. Servía para llevar muchas cargas de un lugar para otro. Sobre el aparejo también se colocaban las alforjas y los serones.
Más sobre el rincón agrícola
El huerto: Este es, normalmente, la parcela de regadío que se tiene junto a casa y que mejor se trata, dedicándole todo tipo de cuidados. Del huerto se sacan las patatas, los pimientos, los tomates, los fréjoles, los puerros, las zanahorias, las lechugas, escarolas, etc. El producto sacado de la huerta se utiliza, en casi toda su producción, en el consumo casero. Las herramientas mas utilizadas son el sacho, pala, pico, batedera, hazada, gancha, rastrillo, etc.
Guillotinas:
Para preparar la comida a los animales, cuando ésta no era abundante, se utilizaba la guillotina de paja de cereal, que la cortaba en trozos pequeños y se mezclaba con harina, salbado, etc. De esta forma, engañando un poco a los animales, se les daba de comer. Con el fin de triturar aquellos productos cuyo alimento estaba en sus raices grandes se utilizaba la trituradora.
La vivienda:
En los años 50 del siglo pasado la vida en los pueblos era bastante mala; la gente se inmovilizaba por toda la vida en sus pueblos de nacimiento; me decía mi abuela Concha, que hace 53 años murió a los 83, no haber ido nunca a Ponferrada, que dista de Carracedo unos 12 km. Todos realizaban una agricultura de supervivencia. La mayoría de las familias cebaban dos o tres cerdos, vendían uno o dos y cambiaban los jamones del cerdo que mataban en casa por tocino para que la comida fuera más fuerte y durara más.
Con la puesta en funcionamiento del Canal Bajo del Bierzo y, más tarde, del Canal Alto del Bierzo desaparecieron la mayor parte de los sistemas de riego descritos. Piva era la marca de motores mas utilizados.
Con el fin de poder colocar a los animales toda clase de aperos, arado, aricadora, sembradora, etc, se vestían con el sillín, la collera, la retranca, la cabezada y el correaje.
Particularmente al burro se le colocaba el aparejo, atado con la cincha, y sobre éste las carguillas o angarillas, artilugio hecho con palitroques que, una vez colocado y extendido en el aparejo, adquiría el aspecto de W. Servía para llevar muchas cargas de un lugar para otro. Sobre el aparejo también se colocaban las alforjas y los serones.
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El huerto: Este es, normalmente, la parcela de regadío que se tiene junto a casa y que mejor se trata, dedicándole todo tipo de cuidados. Del huerto se sacan las patatas, los pimientos, los tomates, los fréjoles, los puerros, las zanahorias, las lechugas, escarolas, etc. El producto sacado de la huerta se utiliza, en casi toda su producción, en el consumo casero. Las herramientas mas utilizadas son el sacho, pala, pico, batedera, hazada, gancha, rastrillo, etc.
Guillotinas:
Para preparar la comida a los animales, cuando ésta no era abundante, se utilizaba la guillotina de paja de cereal, que la cortaba en trozos pequeños y se mezclaba con harina, salbado, etc. De esta forma, engañando un poco a los animales, se les daba de comer. Con el fin de triturar aquellos productos cuyo alimento estaba en sus raices grandes se utilizaba la trituradora.
La vivienda:
En los años 50 del siglo pasado la vida en los pueblos era bastante mala; la gente se inmovilizaba por toda la vida en sus pueblos de nacimiento; me decía mi abuela Concha, que hace 53 años murió a los 83, no haber ido nunca a Ponferrada, que dista de Carracedo unos 12 km. Todos realizaban una agricultura de supervivencia. La mayoría de las familias cebaban dos o tres cerdos, vendían uno o dos y cambiaban los jamones del cerdo que mataban en casa por tocino para que la comida fuera más fuerte y durara más.
Las viviendas eran muy deficientes, la mayoría de ellas tipo palloza. La comida se hacía en el fuego hecho en el suelo;
del alto de la cocina colgaba una cadena, llamada preganza o gramalleira, de la que se suspende
el pote en el que se hacía la comida. Al lado del fuego se colocaba el morillo, pote, preganza y fuelle. Las habitaciones eran pequeñas y oscuras, las camas de hierro, muy buscadas ahora, y los colchones eran de hoja de maíz.
La luz eléctrica apenas existía, dado que fallaba a la menor inclemencia del tiempo Llegaban a casa 125 V, no había contadores, por ello solo se permitían dos o tres bombillas de 25W. En la parte alta de las paredes se hacía un ventanuco donde se colocaba una bombilla que, al mismo tiempo, iluminaba dos o tres habitaciones. El cuarto de baño lo componía un palancanero, provisto de un jarrón, para lavarse y las cuadras, o las esquinas de las paredes, para las necesidades mayores. A lo largo del año solo se hacían cuatro o cinco comidas buenas, a saber: matanza, maja, vendimia y día de la fiesta. El resto de los días la comida era a base de patatas, huevos, tocino y algún chorizo. Los caminos, cuando llovía, eran verdaderos barrizales y para transitar por ellos había que calzar galochas o zocos.
Cada familia tenía tres cachapelos por cuadras, la de las gallinas, le de los cerdos y la de las vacas. Los animales vivían en verdaderas letrinas. Por la noche, para darles de comer se iba con un farol, candil de petróleo metido en una pequeña caja metálica con paredes de cristal. Los pueblos, por las noches, se llenaban de faroles de la gente que iba y venía de unas cuadras a otras, parecía que habían salido todas las ánimas del purgatorio a pasear por el pueblo. Resumiendo, muchos celtas vivían mejor en sus pallozas que los habitantes de los años 50.
Artesanía familiar:
En los años 50 y, sobre todo, en los pueblos donde no había grandes ni pequeñas empresas, tanto el padre como la madre de familia tenían que ser, a la fuerza, pequeños artesanos.
El padre disponía de un rincón, casi siempre en la bodega, dedicado a la carpintería doméstica, donde podía hacer puertas, ventanas, cajones de lavar, madreñas, zocos y un montón de cosas más, para ello disponía de: garlopas, cepillos, machimbradoras, azuelas, barrenas, serrones, sanjosé, tranzadores, cotillas, martillos, etc.
La luz eléctrica apenas existía, dado que fallaba a la menor inclemencia del tiempo Llegaban a casa 125 V, no había contadores, por ello solo se permitían dos o tres bombillas de 25W. En la parte alta de las paredes se hacía un ventanuco donde se colocaba una bombilla que, al mismo tiempo, iluminaba dos o tres habitaciones. El cuarto de baño lo componía un palancanero, provisto de un jarrón, para lavarse y las cuadras, o las esquinas de las paredes, para las necesidades mayores. A lo largo del año solo se hacían cuatro o cinco comidas buenas, a saber: matanza, maja, vendimia y día de la fiesta. El resto de los días la comida era a base de patatas, huevos, tocino y algún chorizo. Los caminos, cuando llovía, eran verdaderos barrizales y para transitar por ellos había que calzar galochas o zocos.
Cada familia tenía tres cachapelos por cuadras, la de las gallinas, le de los cerdos y la de las vacas. Los animales vivían en verdaderas letrinas. Por la noche, para darles de comer se iba con un farol, candil de petróleo metido en una pequeña caja metálica con paredes de cristal. Los pueblos, por las noches, se llenaban de faroles de la gente que iba y venía de unas cuadras a otras, parecía que habían salido todas las ánimas del purgatorio a pasear por el pueblo. Resumiendo, muchos celtas vivían mejor en sus pallozas que los habitantes de los años 50.
Artesanía familiar:
En los años 50 y, sobre todo, en los pueblos donde no había grandes ni pequeñas empresas, tanto el padre como la madre de familia tenían que ser, a la fuerza, pequeños artesanos.
El padre disponía de un rincón, casi siempre en la bodega, dedicado a la carpintería doméstica, donde podía hacer puertas, ventanas, cajones de lavar, madreñas, zocos y un montón de cosas más, para ello disponía de: garlopas, cepillos, machimbradoras, azuelas, barrenas, serrones, sanjosé, tranzadores, cotillas, martillos, etc.
La madre de familia hacía, con poco material, verdaderas maravillas de la lana de las ovejas y, con la roca y el fuso, huso en castellano, hilaba la lana con la que haría jerseys, calcetines, colchas a ganchillo, incluso alguna ropa interior como refajos y camisetas; con la máquina de coser, hexagón o sínger, confeccionaba camisas y pantalones, también confeccionaba ropa interior.
Hierba y otoño:
Llegado el mes de julio el agricultor, ganadero en este caso, con la guadaña al hombro, colocado el cachapo en el cinto, con un poco de agua, dentro del mismo la piedra de afilar, se dirigía al prado para guadañar, segar la hierba. La guadaña tenía que estar bien picada, con el martillo y el yunque, y bien afilada. Estructuralmente la guadaña consta de una gran cuchilla puntiaguda y arqueada y un mango, formando ángulo plano con la cuchilla, con dos asideros perpendiculares uno al otro. La mano derecha coge la guadaña por el asidero colocado en el medio del mango, la izquierda por el colocado al principio del mismo. El corte se realiza arrastrando la guadaña a nivel del suelo, describiendo un arco de 90º; la perfección del corte depende del arte del guadañador. El trabajo, dada la posición del cuerpo, doblando la columna y girándolo por la cintura, es bastante fuerte, solo soportable por los que dominan la técnica.
La hierba guadañada quedaba en roldos que había que extender para que secara, trabajo que hacían los niños y las mujeres; al día siguiente se le daba la vuelta para que toda ella quedara bien seca. después con las forquitas, horcadas y rastro se colocaba en unos pequeños medeiros para luego, con el carro, llevarla para casa y colocarla a cubierto en pajares o, a la intemperie, en un gran medeiro. Después de cada capa de hierba se extendían unos puñados de sal, para que fuera más agradable al paladar de los animales. La hierba es un gran alimento para los animales, muy necesaria para los días de invierno en los que los animales no pueden salir a pastar.
Segada la hierba, poco a poco, iba creciendo el otoño, el alimento tierno de los animales.
. Si el prado, lameiro, estaba cerca se llevaba a las cuadras a costillas y en cestos; para poder cargar mas los cestos, una vez llenos, en el centro se clavaba el garabito, palo en forma de 1 terminado en punta, con el fin de que el otoño se sujetara a ellos. De estos pasaba directamente a la persebeira, comedero de los animales. Si el prado esta lejos, el otoño se llevaba en carros con adrales; como era mucha la cantidad, cuando se llegaba a casa, había que extenderlo para que no fermentara e hiciera mal a los animales.
La muerte de una vaca, en los años 50, era una verdadera tragedia. Con el fin de compensar un poco a la familia se montaba en casa una pequeña carnicería y, a un precio mínimo, se vendía la carne del animal fallecido.