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CARPINTERÍA LONGINOS

CARPINTERÍA LONGINOS


          Era Longinos Sernández López, mi hermano, un hombre sordomudo, motivado por una meningitis cuando tenía sólo unos meses de vida. No murió de aquella enfermedad, que le repitió a los  6 años. La enfermedad se curó gracias a un gran médico, de pueblo, D. Santos Rubio de Cacabelos que, después de hacer sus propios análisis, acertó con la enfermedad y con el medicamento adecuado, la Estreptomicina. Este medicamento no era fácil conseguirlo. Dª Amparito, una farmaceutica de Cacabelos, fue la encargada de conseguirla. Curo de la enfermedad, pero las secuelas fueron una sordomudez para toda la vida junto con otras pequeñas deficiencias. Sin embargo, gracias a las enseñanzas recibidas en el Colegio de  Sordomudos de Astorga y con solo un 10% de audición, consiguió hablar bastante, escribir algo y aprender el oficio de carpintero.
Longinos Sernández López

          La carpintería de Longinos fue el lugar donde trabajó muchos años. Empezó, allá por los años 60, con un juego de serrones, unos cepillos, unas garlopas y poco más. No tardaría en comprar una pequeña cepilladora con la que haría sus primeros encargos. Con el paso de los años fue adquiriendo una sierra de pecho, una afiladora eléctrica, una ingletadora, una gran cepilladora y de esta forma, poco a poco,  fue completando un verdadero taller de carpintería. Su habilidad para hacer todo tipo de muebles de madera era sorprendente. De su carpintería salieron  puertas, ventanas, bancos,  camas, armarios, muebles de todo tipo y un montón de cosas más. Con el paso del tiempo, posiblemente por el aumento de las secuelas de su antigua  enfermedad, fue abandonando su precisión en el trabajo y, poco a poco, perdiendo las ganas de trabajar. Todo ello motivó que, alrededor del año 2000, el taller se cerrara definitivamente.

Pequeña cepilladora

          Como muchos carpinteros, cuando tenía 45 años, el disco de la ingletadora le cortó las primeras falanges de los dedos corazón y anular de la mano izquierda.

 Ingletadora

          Murió el 20 de agosto del 2013 a los 68 años de edad, víctima de un carcinoma pulmonar producido, posiblemente, por la gran cantidad de cigarrillos que quemó a lo largo de su vida. Había dejado de fumar 5 o 6 años antes de su muerte, pero sus pulmones estaban ya muy tocados. Posiblemente a los cigarrillos habría que sumar todo el polvillo que salía de las  máquinas. Nunca quiso utilizar filtros protectores.
          Tras su muerte y, como homenaje a él, lo incorporo, tras hacer un montón de mejoras, al museo “El Varal” con el nombre de Carpintería Longinos.
          La Carpintería Longinos, en los más de 40 años funcionando, ha pasado por dos etapas bien diferenciadas:
          1ª Etapa.- la carpintería funcionaba sólo con la fuerza que le imprimían los brazos del hombre. Los muebles, puertas ,ventanas y otros trabajos se hacían con cepillos, azuelas, barrenos de mano, berbiquís, garlopas, cotillas, hachas, tranzadores, sierras portuguesas, etc. Al final de esta etapa, allá por los años 70, Longinos compró una pequeña cepilladora.

 Panel de herramientas antiguas

          2ª Etapa.- En la carpintería se produjo una  verdadera revolución industrial. Los útiles de la 1ª etapa fueron, poco a poco, sustituidos por otros movidos por la corriente eléctrica, a saber: Gran cepilladora de múltiples usos, sierra de pecho, lijadoras, cepillos, ingletadoras, compresores, taladros, etc Todas estas máquinas dieron a Longinos una época de esplendor. Con ellas trabajaba más contento, hacía más perfecto su trabajo y en mucho menos tiempo.

Panel de herramientas actuales

          Todas estas máquinas, tanto las de 1ª etapa como las de la 2ª,  se pueden contemplar en la Carpintería Longinos.

Sierra de pecho